Las
noches son largas y las mañanas amargas. Sentada en el rincón de mi sofá miro a
la calle con una tila hirviendo entre mis manos. Quema un poco, pero no me importa.
Estoy tapada con la manta de mi sofá mientras mi cabeza divaga de un lado a
otro.
El
silencio me envuelve, ni un coche pasa por la calle, ellos tienen la suerte de
estar dormidos. De vez en cuando un ronquido me devuelve al mundo de los
mortales, y doy otro sorbo que me quema la lengua y me da un escalofrío.
No
tengo reloj, y el móvil está cargando en la esquina de los cargadores, esa que
un día explotará por todos los cables que tenemos conectados. La última vez que
vi el despertador eran las 3:07, antes las 2:48, y podría dar marcha atrás a
través de las horas que me robó el maldito reloj.
Me
levanté y me hice una infusión, me hubiera tomado un vaso de leche con miel o
una caja entera de valerianas. No iba a dormir de todas maneras. Cerré los ojos
un instante invitando a Morfeo que hiciera acto de presencia, pero el maldito
estaría acunando a alguna modelo de medidas imposibles.
Sé que
como ayer, o antes de ayer me encontrará el día aquí sentada, entonces me iré
arrastrando de un sitio a otro con las ojeras maquilladas y una sonrisa
perfilada.
Te ha quedado una prosa muy poética, sobre todo el primer y último párrafo. Aunque lo del insomnio no tiene nada de poético, tú has sabido sacarle partido. Muy bien escrito.
ResponderEliminarEspero esta noche duermas mejor. Un beso grande
Bueno, no es que yo tenga insomnio precisamente, pero sé lo que es no poder dormir. Muchas gracias por tus palabras y me alegro de verte de nuevo por aquí.
EliminarUn besillo.
Qué bonito lo describes. Yo paso épocas llenas de insomnio y alguna vez he pensado lo que tú dices, lo afortunados que son los coches al poder dormir.
ResponderEliminarBesos y me ha encantado.
Sí, los coches son afortunados. Ya quisieramos nosotras algunas noches ser ellos. Dormir sin interrupciones.
EliminarUn besillo.
El insomnio tiene una cosa buena: te proporciona tiempo extra para meditar sobre todo lo que nos perdemos mientras dormimos. Je,je. Hay que ser positivos. Lo malo es cuando hay que madrugar para cubrir una jornada laboral trabajosa ¡Pufff!
ResponderEliminarBesos.
Lo malo es eso, que al día siguiente tienes que rendir, y entonces no hay manera. Pero bueno la reflexión en silencio está muy bien.
EliminarUn besillo.
No sabes cómo me suena eso que cuentas. ¡Cuántas noches resuelvo en leer mientras las horas pasan! Menos mal que la luz que incorporan los ebooks nos salva del aburrimiento o de que nos pidan el divorcio.
ResponderEliminarBonito relato.
Un beso.
Ufff eso si es verdad. ¡Qué suerte tenéis al leer en ebooks! Yo por mucho que lo intento acabo cansándome y lo dejo. Prefiero el papel. Pero yo tengo una lamparita perfecta que hace que no me pidan el divorcio.
EliminarUn besillo.
Hay temporadas que no puedo dormir. Quizás lo achaco a mi calendario de trabajo, que es a tres turnos y siempre que hago noches, los días siguientes hago horas extras de insomnio, menos mal que tengo 5 días de fiesta y puedo recuperarme. Si no duermo, leo un poco más. Lo más fastidioso es cuando no puedo dormir y tengo que madrugar y rendir en el trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarLos que trabájais con esos turnos no sé como lo hacéis. La verdad es que debe descolocaros el sueño. Yo no sé si podría acostarme un día de noche y al siguiente de día...
EliminarUn besillo.
Son 4 de tarde, 3 días de fiesta, 5 días de mañana y 1 día de fiesta , y 4 noches y 6 días de fiesta contando el día de la última noche que ya se ha trabajado desde las 10 a las 8. Pero si es duro los cambios. Yo los llevo bien a pesar de no poder dormir bien. Lo peor es mi compañera que tiene niños muy pequeños.
EliminarPues ya con niños debe de ser agotador. Un besillo y mucha fuerza para aguantar esos turnos.
EliminarCurioso cómo metes a una modelo de medidas imposibles en tu relato. Más que hablar de las preferencias de Morfeo, la autora deja entrever temas pendientes ahí jeje
ResponderEliminarJajaja me salió sin más. No lo pensé, he de reconocer que lo he tenido que volver a leer porque no me acordaba de donde hablaba de la modelo. Me resultó poético cuando lo escribí.
EliminarUn besillo.
Qué pesado y difícil de llevar es el insomnio, sobre todo cuando se prolonga en el tiempo. Las horas de la noche parecieran ser de chicle y las del día de plomo...
ResponderEliminarComo siempre nos has transmitido la forma de sentir de tu prota a la perfección, tienes esa facilidad, o más bien ese don :) Muy bueno, María.
¡Un beso y buen finde!
Me sacas los colores, un don, no sé yo si prar tanto. Pero gracias por tus palabras. Supongo que me resulta fácil transmitir. O eso me decís vosotros.
EliminarUn besillo.
Que bien describes la angustia de esos momentos podría dar marcha atrás a través de las horas que me robó el maldito reloj. Saludos y buenos sueños.
ResponderEliminarPues a robarle las horas nosotras a ese maldito reloj, que se queda con muchas, y ya está bien. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
EliminarUn besillo.
Buff el imsomnio es terrible, las horas se hacen eternas y se envidia a todo el que duerme y esa angustia está muy bien contada.
ResponderEliminarBesos
Si que se envidia, es que el sueño es como el tiempo un buen caramelo.
EliminarUn besillo.
Bueno, también el insomnio puede producir belleza.
ResponderEliminarTodo puede producirla, solo hace falta encontrarla.
EliminarGracias por tu comentario, y siento haber tardado en contestar. Se me había perdido tu mensaje en el blog.
Un besillo.