¿Qué
será lo que le ponía su madre? Me lo preguntaba mientras lo miraba como comía
con ansia lo que sacaba de su tartera. Acababa y se iba tan feliz a seguir las
clases del día. Daba igual lo que le pasara, siempre iba con una sonrisa en la
boca. Un día me hice el remolón para salir a gimnasia y miré dentro de su
mochila. Un bocadillo, una botella de agua y una nota arrugada. La leí.
Entiendo que se sintiera feliz al leer la nota. Era el amor de madre lo que le alegraba el día. Y ese es el mejor regalo de la vida.
ResponderEliminarUn beso.
La verdad es que si. Es el mejor de los regalos.
EliminarUn besillo.
Vengo del blog de Francisco de leer su micro empezando con la misma frase. Es curioso cómo las mismas palabras pueden inspirar cosas tan distintas y llevar los textos por tan dispares caminos.
ResponderEliminarMuy acertada la madre. Comida y buenos consejos.
Un beso.
También lo he leído y tienes razón. Cada uno tenemos en la cabeza cosas muy distintas, incluso en la misma persona estoy segura de que leemos la frase en otro momento y nos inspira otra cosa.
EliminarUn besillo.
Ese consejo es de los mejores que uno puede darle a cualquiera. Como dices tú, es un consejo eterno porque se puede aplicar siempre, a toda edad, en cualquier año, en todo momento.
ResponderEliminarSaludos salados!
La verdad es que si. Es de los mejores y sobre todo viene de las mejores manos.
EliminarUn besillo.
La felicidad ajena siempre nos llama la atención. Será porque nos cuesta encontrar la propia :) Precioso modo de procurarle "buenos días" a ese hijo. Con razón dicen que la generosidad y la sabiduría de las madres no tienen límites.
ResponderEliminarPrecioso micro, María :)
¡Un beso!
Pues si, nos cuesta encontrarla, aunque quizás sea que la tenemos y no sabemos verla, que eso también ocurre. Al proagonista se le muere su madre, pero no se centra en eso, sino en lo que le escribe.
EliminarUn besillo.