*Este relato ha resultado ganador en el concurso realizado por la Comunidad Escribiendo que es gerundio.
—Señor
ha sido usted convocado a las 14 horas del día 17 de octubre de este mismo año.
Pero ha tenido la desvergüenza de no
comparecer ante la magistrada que le
esperaba. Ha hecho perder el tiempo de esta sala. Y por ello usted recibirá un
justo castigo.
—Mamá
se te está yendo un poco la olla con tus oposiciones a jueza.
—¡A mí
no se me falta el respeto! Tendrá una sanción por su insubordinación.
—Mamá
en serio que no me hables así. Se me había olvidado que venían los abuelos a
comer.
—Usted
no tiene excusa para su comportamiento. Su sanción será de reclusión en su
habitación hasta que se dé cuenta de lo que ha hecho. ¿Queda claro?
—Cristalino como el agua.
Mientras
el adolescente arrastraba los pies hacia su cuarto, Juana se volvía a su marido
que observaba la escena desde el banquillo, usualmente llamado sofá, con una
sonrisa escondida tras un libro.
—Ves
Pepe, las oposiciones sirven de algo.
Muy ingenioso y divertido tu micro, María. Tu prota está realmente inmersa en su propio mundo. Espero que saque las oposiciones y que su familia tenga la paciencia suficiente para llegar al día del examen sin incidentes, je, je.
ResponderEliminar¡Un beso!
Pues si, es que unas oposiciones son duras, y no solo para la gente que se presenta. Su familia también las sufre.
EliminarUn besillo.
Muy bueno, María. Ya lo había visto en la Comunidad "Escribiendo que es gerundio". Julia es muy optimista. Lo difícil no es que la soporten hasta el día que saque las oposiciones, lo difícil es que la soporten más allá.
ResponderEliminarUn beso.
Tienes razón, si ahora esta así con solo estudiar, cuando sea jueza no habrá quien la aguante.
EliminarUn besillo.
Que divertido relato. Las oposiciones pueden llegar a representar un suplicio no solo para quien las prepara. El entorno se convierte en un calvario.
ResponderEliminarBesos y suerte en el concurso.
Muchas gracias. La verdad es que si, que quien las prepara las sufre, pero su alrededor también.
EliminarUn besillo.
¡Qué bueno!! Muy divertida la escena que relatas, opositar es un "limbo" donde la mente está en un constante repetir. Me ha gustado imaginar la escena y la cara del niño...
ResponderEliminarEnhorabuena María, has retratado la escena "Cristalino como el agua"
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias. Me alegra haberte llevado allí. Ha sido todo un placer.
EliminarUn besillo.
A esto yo le llamaría deformación profesional, jeje. Es como llevarse el trabajo en casa. Aunque, pensándolo bien, quizá actuar de jueza en su propia casa le dé muy buenos resultados. Por lo menos con los hijos. El marido ya es otra cosa.
ResponderEliminarUn beso.
Si, nunca viene mal descolocar al personal. Los niños están acostumbrados a una rutina, si se la cambias es posible que haga efecto.
EliminarUn besillo.
Es divertidísimo María, jajaja
ResponderEliminarPobre niño, pero oye, seguro que así no falla en un futuro, :)
Un besazo, y feliz fin de semana.
Pues eso esperemos, o por lo menos su madre lo espera.
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muy bueno!!
ResponderEliminarMuchas gracias Paola.
EliminarUn besillo.