Te
despertaste con los ojos inyectados en sangre. Y con esa sonrisa arrebatadora
que tanto echaba de menos. Me miraste y me dijiste algo ininteligible. Me
encantabas así. Era el único momento del día en el que te tenía para mí. En el
que eras tú de nuevo.
La
mañana me despertó con los mismos sonidos de siempre, tus gruñidos y el sonido
de las cadenas se mezclaban para darme los buenos días. Merecía la pena tenerte
a mi lado solo por esos momentos de lucidez.
Estremecedor ¿Quién en su sano juicio quisiera tener un muerto viviente en su cama? Yo no, desde luego.
ResponderEliminarBesos, compañera.
Supongo que el amor no entiende de juicios.
EliminarAunque yo creo qeu tampoco querría uno.
Un besillo.
La verdad muy bueno pero para nada me despertaría yo tampoco con uno a mí lado, calla, calla. Besos TERE.
ResponderEliminarJajaja creo que no serías la única. Pero por amor no sabemos lo que podemos llegar a hacer.
EliminarUn besillo.
Una mezcla entre Walking Dead serie de la que soy seguidor y el Misery de Stephen King. Eros y Tanatos siempre han sido buena pareja.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues fíjate que yo no leo a Stephen King (me da pánico el miedo) ni veo Walking Dead. A lo mejor debería hacer alguna excepción...
EliminarUn besillo.
Tener un muerto en la cama es como tener una mujer u hombre fría en la tuya. ¡Buen micro! Un abrazo
ResponderEliminarPuede ser. Muy buena forma de mirarlo.
EliminarUn besillo.
El amor lo puede todo, pero ¡oye! esto ya es demasiado, ¿no? jejeje
ResponderEliminarPone los pelillos de punta, que buenos días más terroríficos.
Muchos besos.
Un poco si. El amor es ciego, a veces tanto que no te das cuenta de lo que tienes al lado.
EliminarUn besillo.