Escribir
es una tarea de concentración, de letras escritas al son del ritmo que marcan
las musas. El problema está cuando las musas se han ido a tomarse un baño en la
playa con este calor, o prefieren las historias de otro escritor, porque las
tuyas ya les aburren. Cuando esto pasa es malo, malo.
La
mayoría de los escritores de hoy en día hemos dejado el papel a un lado para
sentarnos delante de un teclado de ordenador. Y esto trae sus cosas buenas y
sus cosas malas.
Inciso: esta noche he soñado con un escritor
que escribía en máquina de escribir y me ha dado morriña de cuando lo hacía yo.
¿Por
qué es malo el ordenador? Porque el wifi es nuestro mayor enemigo. Como lo oís,
el wifi es el peor amigo de un escritor. Parece que nos ayuda, que está ahí
para apoyarnos. Pero la triste realidad es que solo es una burda excusa que nos
ponemos para justificar nuestro trabajo.
* Nos
encanta el wifi porque gracias a eso cuando escribimos podemos buscar más
rápido palabras que no nos salen, sinónimos, antónimos,... el problema está
cuando de esa palabra buscada nos vamos a otra, y luego a algún anuncio que se
nos ha colado, y después a alguna foto de gatitos (que a Gabriella Literaria le
encantan)... Ya han pasado veinte
minutos y ya no te acuerdas de que palabra has estado buscando. Es más, ya no
sabes de lo que estabas escribiendo.
* El
escritor no siempre escribe cuando están las musas de su lado. La mayoría de
las veces escribe porque tiene que escribir, sin inspiración. Cuando pasa esto
la mente se dispersa y nos acordamos de mil cosas que tenemos que hacer. Como
no nos vamos a levantar porque estamos trabajando, nos acordamos de que no has
mirado la cuenta esta semana, de que podrías comprar esa falda tan mona que
viste en alguna tienda sin gastos de envío incluidos,... Y te paseas por la red
haciendo cosas que en realidad no eran tan necesarias.
*
Facebook, Instagram, Twitter, Google+,... en definitiva, cualquier red social
con la que «chafardear» un rato, quince minutos te pones en un principio, pero
de una te pasas a otra, y te metes en la cabeza que es importante que seas
visible y que la gente te conozca, pero ver las fotos de la hija de la vecina
del quinto, o lo mona que se ha puesto la amiga del amigo de tu primo no es ser
visible.
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Buscando fotos, otra manera de procrastinar, y esta me encanta. |
* Estás
escribiendo y te acuerdas de que llevas tiempo sin visitar otros blogs, sin
leer a tus incondicionales y los que no
lo son. Ya no te lo puedes quitar de la cabeza, y entonces empiezas a pasearte
por blogs, uno detrás de otro, por supuesto dejando tus comentarios porque te
gusta, te apetece y te encantan (soy un poco adicta a los comentarios, cuando
me voy de un blog sin dejar alguno, se me queda una «cosica» en el cuerpo). Y
te buscas la excusa de que seguro que alguno te da una idea para seguir
escribiendo. Pero la realidad es que eres adicta a la lectura y cuando empiezas
no puedes parar.
* Tu
blog no termina de gustarte, estás escribiendo, pero te acuerdas de algo que
querías cambiar. Por mucho que intentas seguir escribiendo no paras de darle
vueltas, y se te ocurren ideas geniales para que la imagen de tu blog sea más
molona y se visite más. Así que ni corto ni perezoso, te vas en busca de
tutoriales en los blogs amigos y en los nuevos, te devanas los sesos con el
maldito HTLM y te lo piensas una y mil veces para no tocar donde no debes.
Resultado: mañana perdida para poner una rayita que casi no se ve pero que a ti
te parece muy mona.
* Has
leído muchísimas veces que son importantes las estadísticas para saber qué es lo
que más le gusta a los que te leen. Así que pierdes otra mañana o tarde, o
mañanas o tardes en instalarte Google Analytics y en lograr entender aunque sea
una mínima parte que te pueda servir para algo (por mucho que yo lo intento, no
consigo que me entre en la cabeza). Así que a buscar tutoriales que hay muchos
y muy chulos. Y luego a mirar las
estadísticas, todos los días, para terminar haciendo lo mismo o cambiar alguna
cosita.
*
Tienes correos sin leer, sobre todo si te empeñas en conseguir que la gente se
inscriba en el blog y mandarle correos todas las semanas o cuando creas
oportuno, por supuesto sin ser pesado y llevando siempre algo original. Así que
le dedicas un rato a esos correos pendientes y a tu newsletter que suena genial
en inglés.
Por
cierto os podéis animar a inscribiros para que os mande mis novedades todas las
semanas, es fácil, sencillo y así no te pierdes nada de lo que aparece en el
blog.
* Eres
escritor y como tal te encanta presentarse a concursos, ya no por el premio en
sí, aunque es verdad que hay algunos muy suculentos. Sino porque si ganas es un
subidón de adrenalina. (Conozco a varios blogueros que estamos intentando
semana a semana ganar el concurso de la radio, algún día lo conseguiremos
chicos). Con lo que te pasas un buen rato escudriñando concursos por la red en
busca de alguno que te sea factible con el poco tiempo que tienes. Una página
genial donde hacerlo es Escritores.org.
* Regla
del escritor del siglo XXI: tienes que ser visible. Así que te pasas un buen
rato compartiendo por las redes sociales, tus cosas las de los demás (jamás
comparto algo que no he leído, te recomiendo que no lo hagas, puedes llevarte
más de una sorpresa). Otro ratito más que perder sin escribir.
*
Cuidado con los juegos online, parece que solo vas a tardar diez minutos para
despejarte, pero al final te han dado tiempo extra, oro extra y mil cosas más,
y se ha convertido en una hora perdida que jamás podrás recuperar.
Resultado
de todo esto. Hoy solo has escrito diez minutos, si es que llega, pero eso sí,
te ve todo el mundo, te has comprado unos pantalones geniales, has hecho la
compra del mes, has pagado el recibo atrasado, has visto las vacaciones de tu
prima y lo que comió tu vecina el otro día, te has leído unas cuantas recetas y
un artículo muy interesante de cómo aprovechar el tiempo en Internet,... Y mil
cosas más. Te levantas de la silla con el culo cuadrado y con la sensación de
que has hecho un gran trabajo, pero cuando te pones a analizar, solo has
escrito diez minutos.
Así que
amigos escritores, recuperemos la pluma, la máquina de escribir o desinstalemos
el wifi de nuestro ordenador, las musas vendrán como los osos a la miel y
nosotros habremos escrito más de cinco mil palabras al día.
La pura y dura realidad, de los que nos ponemos al frente de una pantalla a teclear palabras con la pretensión de darles algún sentido.
ResponderEliminarEstupendo resumen relatado.
Besos
Muchas gracias Francisco. Me alegrod e que te haya gustado, y sentir que no soy la única a la que le pasan todas esas cosas.
EliminarUn besillo.
Cierto Maria y los móviles ni te cuento. Gran artículo.
ResponderEliminarUfff eso daría para otra entrada.
EliminarUn abrazo.
Una genial entrada, María! Me ha parecido certera y refrescante al mismo tiempo. Un fuerte abrazo! ; )
ResponderEliminarMuchas gracias Ramón. Me alegro de que te haya parecido así.
EliminarUn besillo.
¡Qué razón llevas! Creo realmente que el móvil me ha atrofiado el cerebro, así que con cualquier cosa me distraigo, más aún que antes. Así que cuando voy a corregir mis textos, encuentro frases que no tienen que ver con otras, en fin.
ResponderEliminarBuen trabajo. ¡Un saludo!
Pues si,, deberíamos desconectar todo en nuestra casa que tenga que ver con la red, para que nos sentemos a escribir libres de intromisiones.
EliminarUn besillo.
Con esta entrada dan ganas de desconectar el wifi, María.
ResponderEliminar¡Hasta de quemarlo! jeje
Pero tienes razón, la parte positiva es que accedes a mucha información, la mala es que uno se pierde en ella y eso hace que sea imposible mantener la concentración.
Diría que hay tanto por coger que esa misma abundancia termina por limitar y desorientar, ¿no crees? Muy buena reflexión.
Besitos.
Pues si, demasiado estímulo para esos momento en los que necesitas concentración y centrarte en algo en concreto.
EliminarY si desorienta, nos limita, nos hace ser esclavos de la red.
Un besillo.
Qué razón tienes , cuantas veces nos distraemos y escribimos menos. Es mejor ser disciplinada y mantener unas horas para cada cosa. Yo pierdo mucho tiempo buscando fotos. Un abrazo
ResponderEliminarPues si, aunque hoy en día es difícil esa disciplina. Las fotos para mí también son mi debilidad.
EliminarUn besillo.
Cuánta razón tienes, María. Yo paro de escribir mis reseñas para mirar alguna receta de tarta o bizcocho. Ahora, lo peor, los móviles como dice Julio Verne. Eso de que suene el watsapp, es demoledor. Media hora después, sigues watsapeando tan feliz.
ResponderEliminarUn beso.
Ufff eso también es verdad el Whatsapp hace mucho daño también al escritor. Cuando sabemos que no pasa nada por contestar más tarde. Pero la inmediatez es nuestro talón de Aquiles.
EliminarUn besillo.
Jajaja pues tienes razón en todo. Internet beneficia pero puede ser la peor diatracción. Un besito
ResponderEliminarSi beneficia en algo, pero creo que a veces es más una distracción que otra cosa.
EliminarUn besillo.
Bueno, te aseguro que me has dado miedo, María. Por un momento me ha parecido estar leyéndome a mi mismo. Salvo lo del móvil, que no tengo, creo que cumplo con todo lo demás. La vida social digital es algo complicado de compaginar con la intimidad de la escritura. Salvo que se disponga de todo el tiempo del mundo, algo que pocos tienen. A esa vida digital, por supuesto, está la vida real. Cada uno tiene su trabajo y apenas puede dedicarse a esta afición un par de horas. ¿Cómo estirarlas? Es una ecuación complicada porque se corre el riesgo de no escribir lo que se debiera, ni de conseguir la visibilidad que necesitas. A veces pienso que tal vez la solución es un año a puerta cerrada y otro a puerta abierta. En fin, si encuentras la fórmula mágica háznoslo saber. Abrazo!
ResponderEliminarCreo qeu la fórmula mágica no existe, porque nunca sabes donde está el término medio, pero si que es verdad que si nos proponemos por ejemplo escribir una hora diaria y a la misma hora, sin interrupciones ni internet ni nada, es posible que funcione.
EliminarUn besillo.
¡Ay! ¡Por todos los Dioses del Averno Wifi!
ResponderEliminar¿Qué quieres que te diga? Yo necesito wifi xDD
Durante el Curso, en mi Pisín, lejos de la Casa Paterna (dónde sí tengo Wifi y Conexión Vía Cable), no me puedo permitir tener Internete en mi Portátil... Así que como ya sabes, tiro del Cara-Libro porque me resulta más cómodo poder plasmar mis "Momentos De Inspiración Divina" y comerme los Datos del Móvil (¡Ñam! ¡Ñam!). Porque poder gestionar el Blog desde el Móvil, como que no... Más que nada porque necesitaría una Lupa xDDD
Y, ahora, se nota que toy de Vacaciones y que ya toy en Casita Paterna porque mi Blog vuelve a la Vida y porque, también, puedo leeros a Vosotros... ¡¡Qué os tenía muuuu abandonados!! ;( Aunque, también es cierto que, durante la Época de Cole, prácticamente toda mi Inspiración y mis Musas son para mis Alumnos y los Proyectos con Historias que hacemos... ¡Qué son muy exigentes! ¡Y la Maestra tiene que estar fuerte! xDD
Sin embargo, sí que es cierto que si quieres ESCRIBIR, pues escribes. Ya tengas Wifi, Conexión Paloma Mensajera o Mensaje-Por-Botella... *-*
Menos mal que Yo no me dedico a esto de "manera oficial", porque sé que sería una Escritora Totalmente Desastrosa no... ¡Lo siguiente! ;P Soy incapaz de sentarme a escribir una Hora Diaria... Personalmente, te admiro mogollón (y eso ya lo sabes), pero no sólo por las Historias que escribes (Jamás olvidaré a Los Buscadores), sino por tooodo lo que publicas... Por todo lo que haces por las Letras...
¡Ale! ¡Que me enrollo!
¡¡Muchos Besitines!! ;))))
PD: ¡A mí también me pierden los sinónimos y los antónimos! ;P
Ayyy mi Campanilla, pues si, hay momentos para todo. El wifi es una distracción muy grande, aunqeu es verdad que podría serlo todo lo que nos encontramos por casa. Pero lo tenemos tan a mano (algunos, porque ya veo que tú si no es por el móvil..., jiji).
EliminarEn fin, la verdad es que me encanta escribir, lo hago a diario, pero si te soy sincera, una hora no le dedico, a veces media o incluso diez minutos si se trata de un micro. No sé si algún día podré ponerme a escribir una novela como mucha gente me pide. Admiro a todos los que sacan sus libros como rosquillas.
Un besillo.