Me miré
las manos, etéreas a través de la luz que las atravesaba. Mis ojos se iban
acostumbrando a los primeros rayos de sol que entraban por aquellos pequeños
agujeritos de la persiana.
Me estiré
feliz, feliz por estar en esa cama, ahora solo ocupada por mí, pero que horas
antes, o minutos, o segundos, había tenido la mejor de las compañías. Oía el
grifo de la ducha algo lejano. Él estaba allí, mojando su piel, dejando
arrastrar los últimos resquicios de mí que pudieran quedar.
Daba
igual, no tardaría mucho en volver a llevar mi olor como suyo propio. Me encantaba
abrazarlo y apreciar que aún no me había ido, que seguía sintiéndome, encontrar
mi sabor en su piel era el mejor afrodisíaco.
La
ducha estaba tardando más de la cuenta y empecé a desesperarme. Dos vueltas más
en la cama, me levanté, me quité las últimas prendas que aún conservaba, me
recogí el pelo y me metí en el baño.
Y allí
estaba él, detrás de la cortina de perritos que me había comprado en el
mercadillo. La abrí por un lado y me metí detrás de él. No se volvió, pero algo
me alertó. Quizás fuera su rigidez al recibir mis brazos envolviendo su
cintura, o los espasmos que sucedieron después. Estaba llorando, en silencio,
desgarrado por dentro, como si las entrañas se le hubieran levantado. Contenía
los sollozos entre las gotas de agua que seguían cayendo sobre él, sobre mí.
Lo
giré, en aquel pequeño espacio, le hice darse la vuelta y mirarme. Mis ojos le
interrogaron sin decir nada. No quería hablar, no podía, y en un susurro, entre
sollozos, me destrozó el alma.
— Mi
mujer ha despertado.
Ahora
me miraba, yo lo miraba. Con dolor en mi mirada, con esperanza en la suya. Los
dos sabíamos lo que significaba aquello. Él ya no volvería, nuestro amor se había
acabado. Aquel último año pasaría a formar de nuestra historia pasada, sería
como las gotas del agua que ahora nos empañaban.
Le
abracé, le agarré fuerte, intentando que el mundo se detuviera en aquel
segundo, en ese instante. Solo los dos, él y yo, nadie más. Pero él ya no
estaba allí, ya se había ido. Me había dejado sola en el mismo instante en el
que le sonó el teléfono con una llamada que ya no esperaba. ¿O sí?
Una
semana después estoy sentada en la mesa de mi cocina mirando el periódico. Una
noticia resalta sobre las demás. “Mujer despierta del coma 5 años después”. Hay
una fotografía de ella sentada en la cama del hospital agarrada a la mano de su
marido que la acompaña. Ella mira a la cama, él la mira a ella. Conozco esa
mirada, antes era solo para mí.
Qué bueno María, me ha encantado, me parece de lo más original.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias guapa. Me alegro de que te parezca original.
EliminarUn besillo.
Un relato que marca la diferencia que hay cuando nace un amor si haber terminado otro, por lo raro que parezca ella estaba viva y se despertó del coma. Un abrazo
ResponderEliminarSi, y le trastocó una vida que había empezado a rehacer, ¿o no?
EliminarUn besillo.
El principio y el fin de una relación. En todo caso que poco dura la fidelidad en cuanto surgen los problemas.
ResponderEliminarUn relato que no deja indiferente.
Besos
Bueno supongo que esperó bastante. No sé si debería justificarlo. Pero es verdad que habría que ponerse en su lugar.
EliminarAyyy en que jardines me meto, jejeje.
Un besillo.
Qué bonito relato, María. Iba a decir que es triste, pero la verdad es que depende del punto de vista desde el que lo contemplemos. Para la mujer que sale del coma sin duda es un final feliz...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, es una historia que da que pensar y nos hace ponernos en la piel de cada protagonista.
¡Un beso de miércoles!
Si, un poco triste la verdad. Pero hay historias y vidas como colores. La verdad es que hay que ponerse en su lugar para ver que haríamos nosotros.
EliminarUn besillo.
Vaya palo!! Ni por lo más remoto esperarían que saliera del coma. Pero la vida es así, inesperada, inverosímil y dando a unos lo que a otros quita. Muy bueno, María.
ResponderEliminarPues si, es un pena, pero a veces es así.
EliminarMuchas gracias guapa.
Un besillo.
Hola Maria, soy Richard.
ResponderEliminarUn micro fantastico, muy humano.
Me gusto mucho.
Beso y felicitaciones.
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado. Un besillo.
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