—
Enamórate de alguien que te haga reír.
—
Abuela no quiero estar con un payaso.
— No
digo que sea un payaso, pero sí que te haga reír. Es importante en esta vida la
risa, tener alguien al lado que lo único que quiera es que tú seas feliz. Que
no le importe hacer el tonto, solo para sacarte una risa en tus malos momentos.
— Si
abuela.
Intentó
soltarse la mano, pero su abuela se la retuvo.
— No me
des la razón como a los locos. Tú hazme caso. No busques a un guapo de ojos
verdes, no busques que sea inteligente, pero tampoco un botarate. Busca a
alguien que te saque una sonrisa entre lágrimas, que te mire a los ojos y te
desarme. Alguien que te haga cosquillas bajo las sábanas.
—
¡Abuela!
— No te
pongas roja, que ya sé que eres mayorcita. ¿Es que te crees que tu abuela es monja?
— Ya lo
sé abuela, pero no quiero hablar de esas cosas.
— Mira
que sois tontas las generaciones de ahora.
La
abuela acarició la cara de su nieta y se evadió en sus recuerdos. Ella apoyó la
cabeza en su regazo y se dejó acariciar el pelo.
—
Enamórate de alguien que bese el suelo por donde pisas, que te mire a través de
la gente, sin importar que pase por al lado la mujer más bella del mundo.
Enamórate de un escritor, no de profesión, no, de un escritor que te recite
versos de amor al oído escritos solo para ti. De un cantante que invente las
mejores melodías para tu corazón. Enamórate…
La
abuela siguió enumerando todas las cualidades que debía tener el chico que
acabara con su nieta. Lo que no sabía era que ella ya había elegido, que su
corazón ya le pertenecía a alguien. Y no porque hubiera buscado al hombre
ideal. Llegó sin más, sin buscarlo, sin proponérselo. Aquellos ojos azules la
engatusaron mientras él garabateaba en un folio alguno de sus muñecotes, que
luego le regaló.
Muy bueno el detalle del payaso. Puestos a elegir, hay que buscar a alguien que no solo te haga reír sino también soñar y que te acompañe en tus sueños, por descabellados que sean.
ResponderEliminarLa niña ya había hecho su elección. Fue su corazón quien hizo la elección. Solo el tiempo dirá si aquella fue acertada o no.
Un abrazo.
Si, es posible que lo fuera, pero con el corazón no se pueden poner reglas. Él dispone y nosotros obedecemos.
EliminarUn besillo.
Ayyyyy qué chulo!!!!
ResponderEliminarMe encanta. Y pienso igual. A ver, que el físico importa, pero es algo relativo y muy subjetivo, el que quizás es guapo para ti a lo mejor a mí no me lo parece. Confieso que de mano lo que me gustó de mi marido es que era muy guapo(demasiado, siempre nos lo dicen, menos mal que no soy celosa sino...)pero después de tanto tiempo importan otras cosas.
La niña ya había elegido, eso me encanta.
Besos.
Pues si, importan otras cosas. Pues ya ves que yo siempre he dicho que nunca estaría con nadie con los ojos azules, y mi marido más azules no los puede tener, y mis hijas tampoco, jajaja.
EliminarUn besillo.
Un relato muy sabio de la abuela, yo elegí a uno que no era muy guapo pero siempre está ahí para sacarme una sonrisa y decirme cuanto me quiere todos los días y está ahí cuando estoy baja o alta según se diga. Esa fue mi elección. Un abrazo
ResponderEliminarPues eso es lo importante, que esté ahí siempre que se le necesite.
EliminarUn besillo.
Buenos consejos para la nieta y para cualquiera que se enamore de alguien. Pero la nieta, supongo que con sus pocos años no sabe todavía donde elegir. Acepta y se conforma con lo que le toca en suerte.
ResponderEliminarBesos.
Pues no sé yo... a lo mejor acierta, y a lo mejor no. Yo elegí al mío con solo 17 años, y aún no me he arrepentido... todavía, jejeje.
EliminarUn besillo.
Hermosos deseos los de la abuela. Y todos ciertos. Has dado en este relato con el hombre ideal.
ResponderEliminarComo dice Marigem, el físico te puede llamar la atención al principio, pero al cabo del tiempo ya ni lo ves de tan acostumbrada como estás. Es mejor que te haga morir de risa a que te epate con sentencias sesudas y un físico de infarto (que no está una para alardes de salud).
Un beso.
Jajajaja pues si. Lo mejor es que te haga morir de risa. Ese que te hace reír todos los días.
EliminarUn besillo.
Por más planes que hagamos y más que nos lo propongamos, Cupido tiene sus propios designios para nosotros, je, je. Un relato muy tierno y entrañable, María. Quiero pensar que la abuela enumeraba las cualidades de su propio marido... ¡Precioso!
ResponderEliminarUn besillo.
Si, yo tambiñen lo pensé en algún momento del relato. Y creo que sí, que quería para su nieta todo lo que ella tenñia para ser feliz.
EliminarUn besillo.
Y además, como decía la abuela de una amiga, que trabaje en correos que así tendrá tiempo para la casa y sueldo fijo. El amor como se dice, es ciego. Estupendo micro, María. Un diálogo muy natural y verosímil. Un abrazo!!
ResponderEliminarAy me has hecho reír, lo de correos no se me había ocurrido pero si que era una buena idea.
EliminarMucas gracias.
Un besillo.
De pronto me dio pena la abuela. Tal vez enumeraba las cualidades que a ella le hubiese gustado encontrar en la persona que nunca conoció pero idealizó toda su vida.
ResponderEliminarSaludos y saludes!
También puede ser, Julia pensó lo contrario, y yo he de decir que se me ocurrieron las dos opciones, pero lo dejé a cargo del lector para que pensárais vosotros...
EliminarUn besillo.
¡Hola bonita!
ResponderEliminarAy me has puesto la piel de gallina leyendo tu relato, qué bonito y qué cierto todo lo que dices. Aunque es difícil encontrar a alguien así, hay quienes tienen la suerte de encontrarlo. Yo creo tener ya mi propio "payaso" :)
¡Besitos sonámbulos! ★🌙
Es que los payasos son los mejores. Yo también tengo al mío particular. Y sin las risas la vida sería mucho más aburrida.
EliminarUn besillo.
Muy tierno consejo. Yo opino igual que la abuela.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que yo también, he puesto palabras mías en boca de una abuela. Creo que a ellas se les hace más caso.
EliminarUn besillo.