Miraba
a aquellos ojos grises que la desafiaban con una media sonrisa. Ella se dio la
vuelta y dejó allí aquellos ojos triunfantes. Le habían hablado de la
paciencia, pero ¿qué pasaba con la impotencia? Esa que asoma en situaciones
como esa.
Siempre
decía que ser madre era el trabajo más difícil que había realizado jamás, casi
todo se basaba en la propia intuición. Es verdad que también había una parte de
consejos y otra del ejemplo que te habían dado a ti. Pero la mayor parte era
intuición.
¿Dónde
estaban ahora aquellas gurús de la maternidad? ¿Qué hacían ellas ante tales
situaciones? ¿O sus hijos no las desafiaban?
Era fácil
hablar cuando no lo tienes delante, esos psicólogos y pediatras, expertos en
decirte lo fácil que era si seguías sus normas. Por supuesto, todos
contradiciéndose.
Se
metió en el cuarto de baño, se sentó en el váter y se miró al espejo que tenía
enfrente. Cogió la toalla del lavamanos y la mordió con rabia. Unas lágrimas
asomaron a sus ojos provocadas por la autocompasión. Lloró en silencio, con la
toalla amortiguando sus sollozos. Lloró por ella, por la tarea que tenía que
realizar, por la intención de querer rendirse.
Imágenes
de niños desbocados, de rabietas en la calle, de niños adolescentes que pegaban
a sus padres y les gritaban. Y pensó de nuevo, como por un resorte “¿Cómo lo
hacían nuestros padres?”. Aquello era lo que más la angustiaba, no podía
preguntar, no sabía como manejar al pequeño rebelde de tres años que jugaba a
sus anchas en el cuarto de al lado. Ajeno a ella, a sus sentimientos, a sus
problemas, a sus llantos. Ajeno a la dificultad que la ahogaba.
Se
levantó, intentando calmarse. Se miró al espejo y se lavó la cara. Todavía
estaba roja, pero él no lo notaría. Era demasiado pequeño para entender que su
madre también lloraba de pena.
Se
acercó a la habitación con todos los juguetes tirados por el suelo y los
muebles pintados de rotulador azul. Le dio un trapo a su hijo y ella cogió
otro. Los dos mano a mano limpiaron cada trocito de cielo azul que había en el
armario, en la cama, en la mesita… Él preguntando, hablando con su lengua de
trapo, ella contestando, y así en medio de coches, pelotas, colores, cubos,
piezas… Así le llegó la paz, así la
sonrisa conquistó su rostro. Así superó otra de tantas batallas.
Ayyyy qué chulo y bien descrito.
ResponderEliminarMi hija mayor tuvo bastantes rabietas y te lo hacen pasar fatal. Ahora cuando hablamos de ella se sorprende y me dice que debería haberla tirado por la ventana, jajaja. Lo malo es que cuando la rabieta pasaba llegaban los abrazos, los besos y las rosas que borraban de un plumazo el mal trago.
Besos y me ha encantado. Yo también me pregunto a veces como se ha llegado a ciertas situaciones, hijos que pegan a los padres...
Pues si, yo cuando veo a mi hija mayor que es igual que yo, me pregunto como me aguantaba mi madre. Jajaja Así que me pasa como a tu hija. Creo que las madres de antes estaban hechas de una pasta que no tenemos nosotras. Pero bueno poco a poco intentamos hacerlo lo mejor que podemos.
EliminarUn besillo.
Nuestras madres eran sabias de andar por casa. Los pequeños no dejan de ser cachorros que necesitan ser educados según unas normas de convivencia. Esos gurús de la libertad absoluta, y de no poner una mano encima a los niños, y darles lo que pidan a cada momento, son esos mismos que ahora con sus hijos adolescentes; son insultados, maltratados y vilipendiados. Cuando no ignorados.
ResponderEliminarHay una frase que me encanta y que anda por Internet: "Mi madre era sabia. De un tortazo me recolocaba los chakras, me limpiaba el aura y se ahorraba en psicólogos un dineral"
Quizá los padres de ahora seamos un tanto ñoños y delicados.
Buena descripción de la lucha diaria con los hijos.
Besos.
Genial esa frase, desde ahora me hago fan total de ella. Eso de dar a los niños todo lo que pidan nos está haciendo un flaco favor, en cuanto les dices que no es cuando todo explota.
EliminarAhora todo les causa traumas c a los niños y andamos con pies de plomo. Cuando yo era niña jamás me preguntaban que quería hacer, iba donde me decían y punto.
Un besillo.
Tienes razón, ser madre o padre es de lo más difícil, no hay un manual. Yo no soy madre pero tengo amigas a las que veo lidiando con los llantos, o simplemente el sueño.
ResponderEliminarHas escrito un relato muy bueno.
Un saludo :))
Muchas gracias. La verdad es que es un mundo complicado. A veces nuestro propio instinto nos dice que tenemos que hacer.
EliminarUn besillo.
Todos hemos perdido los estribos alguna que otra vez y eso de contar hasta diez no siempre funciona. Con lo años se aprende a reconducir las situaciones de rebeldía pero nunca sabremos si lo hicimos del todo bien. Los hijos, hasta cierta edad, suelen recordar mucho mejor los momentos de "dictadura" parental que los sacrificios, la entrega, los malos momentos que nos dieron y todo lo que hemos hecho para procurarles felicidad. Pero este es el rol de los padres.
ResponderEliminarComo decía mi madre, el único consuelo que nos queda es que ellos pasarán por lo mismo cuando sean padres, jeje
Un beso.
Si, nunca se sabe si lo hacemos bien del todo. Pero lo mejor es seguir nuestros instintos. Tu madre es muy sabia, me guardo esa frase para mí.
EliminarUn besillo.
Yo no soy madre, así que nunca he experimentado en primera persona esas sensaciones y situaciones que tan bien describes en tu relato, María, pero por lo que veo y oigo, creo que no hay trabajo más difícil ni más meritorio que el de ser padres. Los niños pueden ser pequeños tiranos y debatirse entre el amor que se les tiene y las ganas de darles un buen escarmiento debe ser terrible...
ResponderEliminarMuy bien escrito, me has hecho sentir claramente la desesperación de esa madre.
¡Un besillo!
Muchas gracias Julia. No es necesario ser madre para ver esas cosas. Creo que siendo tita también puedes encontrarte con alguna situación parecida.
EliminarUn besillo.
Hola, María: Gracias por tu bonito y sabio relato. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn besillo.
¡Hola!
ResponderEliminarQué bonito el relato :) Yo no soy madre y eso aún me queda un poco lejos pero comprendo perfectamente la impotencia que se debe de vivir en muchas situaciones y creo que lo has descrito muy muy bien.
¡Besitos sonámbulos! ★🌙
Muchas gracias, la verdad es que son situaciones complicadas, pero luego hay otras que lo compensan.
EliminarUn besillo.