Te odio
tanto, te odio tanto, me lo digo y me lo repito.
Odio la
forma que tienes de levantarte por las mañanas, esa lentitud que alcanzaría hasta
los caracoles más rápidos.
Odio
cuando me preguntas una y otra vez lo mismo, y aunque no obtengas respuesta tú
sigues.
Odio
cuando te paseas descalza por el balcón y entras con los pies llenos de tierra
dejando tus huellas por todo el salón.
Odio
como te sientas en una cafetería conmigo enfrente y tu móvil en la mano mirando
qué sé yo.
Odio
que le pongas contraseña a ese maldito aparato que algún día tiraré por la
ventana.
Odio
que no vacíes los platos de la comida que te has dejado, porque tienes la manía
de dejarte un poquito de muestra.
Odio
que hables con otros y te rías, mientras a mí me contestas con monosílabos.
Odio
que por las noches te quedes un ratito más y yo me tenga que acostar en la
inmensidad de esa cama, solo.
Odio
que no me mires cuando te hablo, que me esquives la mirada, que mires hacia
otro lado cuando lo único que quiero es que me acaricies con la mirada.
Odio
que no me cuentes tu día, que me digas que estás bien y que todo ha ido bien.
Odio
que te lances a hablar de mil cosas, y que casi no me escuches.
Odio
esa pasión que tienes por tu trabajo, que yo no entiendo. Al fin y al cabo es
solo el medio que nos da de comer.
Odio
que no valores el tiempo que le dedico al mío.
Odio
que salgas de la ducha chorreando y utilices miles de toallas para solo una
ocasión.
Odio
que dejes el suelo empapado ¿para qué quieres tantas toallas?
Odio
uno y mil detalles tuyos que podría estar enumerando hasta el fin de mis días.
Pero el problema es que te quiero, que te quiero a pesar de todo ello. Te
quiero con toda la fuerza que me da mi corazón. Amo tus ojos, y cuando me miran
cuando piensas que no te veo. Amo tus pies descalzos, tus manos enormes para
ser mujer, y tus labios que siempre están dispuestos para ser besados. Amo tus
caricias a mitad de la noche cuando levantan mis sueños. Amo cuando hablando de
mí noto que estás orgullosa de lo que hago. Amo como te desvives por cumplir
todos mis caprichos y como se te ensancha la boca cuando me ves abrir ese
regalo que tanto te ha costado encontrar.
Al fin
y al cabo eso es el amor, un poco de todo, un poco de nada, amor y odio
encontrándose en cada rincón de nuestras vidas. Menos mal que siempre gana el
amor.
Cuando hay amor todos los defectos se solapan, aunque los odies. Un abrazo
ResponderEliminarSi, suele pasar. Siempre hay algún defectillo que no nos gusta, pero como bien dices, cuando hay amor, lo demás desaparece, o casi...
EliminarUn besillo.
Suscribo las palabras de Mª del cArmen, y matizo que si es verdadero...
ResponderEliminarBesos
Claro, si es verdadero cualquier defecto cae en un segundo plano.
EliminarUn besillo.
Es verdad que si nos paramos a pensar, encontraríamos defectos sin mucho esfuerzo; menos mal, que también hay otras cosas que nos impulsan a no buscarlos porque nos dan satisfacciones o nos recompensan por otro lado.
ResponderEliminarUn beso, María.
Pues si, sino no amaríamos. Siempre buscamos lo bueno de las personas que amamos.
EliminarUn besillo.
Cuanta razon en tus palabras!! Eso es el amor un poco de todo!
ResponderEliminarMuchas gracias. Si un poquito de todo, aunque seguro que un poco más de amor.
EliminarUn besillo.
Ayyyy qué bonito, el amor es un poco de todo aunque prefiero quedarme con lo bueno, jejejeje.
ResponderEliminarBesos.
Yo también, siempre es mejor, así también vives más tranquila.
EliminarUn besillo.
Para lo bueno y para lo malo. La balanza suele oscilar de un lado a otro. Lo importante es que el lado bueno sea donde se inclina con más frecuencia y con más fuerza.
ResponderEliminarAsí es la vida y el amor.
Un beso.
Pues si, porque si se inclina más hacia el otro lado, mal vamos.
EliminarLo mejor es disfrutar de la persona que está a tu lado y convertir sus defectos en virtudes.
Un besillo.
Muy bonito María. El amor está hecho también de pequeños odios... hasta que dejan de ser pequeños, pero eso aún no le ha pasado a tu pareja y puede que nunca les pase, porque suele suceder más bien a quienes nunca han sido conscientes de ellos y se sorprenden al encontrarlos de repente.
ResponderEliminarUn beso.
Si puede pasar o a gente que de tanto aguantarlos se aburra y lo deje a un lado.
EliminarUn besillo.
Y cuando en esa sutil batalla no gana el amor, se acaba la pareja :(
ResponderEliminarUn texto precioso, María. Está lleno de verdad, de cosas cotidianas, de puro realismo, de entender muy bien de qué va eso de querer a alguien tal y como es. ¡Me encantó!. Creo que tus letras saben hoy a primavera, no sé por qué :))
¡Un beso enorme y feliz finde!
Eso del sabor a primavera me ha encantado. Eso es bueno, para mis letras y para ti que también tengas ese sabor en tu paladar.
EliminarUn besillo.
Mucha verdad en este relato. ¡Cuántas veces nos sacan de quicio ciertos aspectos, pero gana lo bueno! Lo malo es cuando esas pequeña imperfecciones se convierten en insoportables y acaban arruinando la relación. Muchas veces más que la falta de amor es la poca empatía que tenemos para con el otro.
ResponderEliminarEstupendo relato, María. Un abrazo.
Si, yo lo resumiría en eso, la empatía nos la dejamos por el camino. Se nos olvida. Y ahí está el problema.
EliminarUn besillo.
Sabes María, según iba leyendo cada uno de los párrafos creía que estabas hablando de mis hijas adolescentes, ja, jaaaa. Bueno, menos mal que nos echamos unas risas. Me ha encantado, eh. Si es que, en el equilibrio está la fuerza de la vida. Está claro.
ResponderEliminarMuchos besos
Jajajaja pues podría ser perfectamente. Las relaciones como colores, y las adolescentes son muy difíciles, o por lo menos a mí me lo parecen. Cruzaremos los dedos para cuando me llegue a mí.
EliminarUn besillo.
Así suele ser el amor...contradictorio.
ResponderEliminarSi, es lo mejor, si no hay cosas malas no las hay buenas...
EliminarUn besillo.
Excelente Maria, muy intenso. Nada cotidiano compite con lo que sentimos. Beso
ResponderEliminarClaro, esas cosas se convierten en banales.
EliminarUn besillo.
Como la vida misma,... para lo bueno y lo malo. Estupendo relato María.
ResponderEliminarPor supuesto, bien lo has dicho, creo que no queda nada más que decir.
EliminarUn besillo.