Quiero
dormir, quiero dormir pero no puedo. Cada vez que mis ojos se cierran ese
horrible sonido retumba en mis oídos. Es como si mis párpados estuvieran
conectados a un despertador infernal. Cuando los tengo abiertos veo la misma
oscuridad que cuando están cerrados. No sé las horas que llevo aquí, lo que sé
es que quiero dormir. Y esta oscuridad es perfecta para ello.
Se me
vuelven a cerrar los ojos, y el agua fría me golpea desde arriba. Ahora estoy
empapada, y huele a tierra mojada. Intento descubrir quién me ha tirado ese
cubo de agua, pero lo único que veo al mirar hacia arriba es más oscuridad.
En los
primeros momentos que estuve aquí intenté salir, mis manos se agarraron a la tierra
de la pared. Pero no podía subir, no había manera de escalar aquella pared, no
sabía cuantos metros tenía de alto. No podía gritar, notaba mi garganta dormida.
Supongo que el spray amargo que sentí en la boca era para dormírmela.
Ahora
ya no pretendo escapar, solo quiero dormir, pero no puedo. Cada vez que lo
intento esa música estridente envuelve este pequeño cubículo. Y ahora encima
tengo frío. Empiezo a temblar y me acurruco en una esquina intentando que el
frío me adormezca. Pero nada. Tengo que llevar más de un día aquí, pero no lo
sé, los minutos son horas, y las horas son días.
Lo
bueno es que por lo menos no tengo hambre, de vez en cuando baja una cesta con
agua y fruta o galletas. ¿Quién me tiene aquí cautiva? ¿Por qué no me deja
dormir?
Miraba
la pantalla mientras escribía frenéticamente en el cuaderno que tenía en la
mesa. “Sujeto 4. Después de 34 horas sin dormir la música no le hace efecto.
Hemos empezado con el agua.” “Sujeto 2. Los llantos del bebé la mantienen en
alerta todo el tiempo. No para de dar vueltas en círculo. Parece que ser madre
es un factor determinante. 42 horas sin dormir.” “Sujeto 3. Ha muerto después
de 51 horas sin dormir. Parece que el estrés de su vida es un factor
determinante.”
Ufff, comienzo inquietante, desarrollo intrigante y final escalofriante. Todo en -ante para un magnífico relato. Te felicito, María, no dejan de sorprenderme tu imaginación y tus dotes para desarrollar cualquier formato y género. Y por supuesto, la moraleja final, con los tres sujetos y el efecto de sus propias particularidades en el dramático resultado
ResponderEliminarBuenísimo relato corto
Un beso grande
Muchas gracias Isidoro por tus palabras. Me haces sentir orgullosa de mi trabajo.
EliminarUn besillo.
Muy buen relato intrigante, estridente y escalofriante, que pasó ¿era un mal sueño?Me ha gustado. Un abrazo
ResponderEliminarMás que un mal sueño, un estudio sobre él. Lo imoprtante que es dormir y no nos damos cuenta.
EliminarUn besillo.
Buenísimo, María. Te va angustiando y al final, te pega un mazazo porque, aunque lo que has imaginado no es nada bueno, la realidad que te cuenta es mucho peor.
ResponderEliminarUn beso.
Si, a veces la realidad supera la ficción. Es que hay gente de todos los colores. Y esta persona quiere abrir una investigación sobre el sueño, a costa de lo que sea.
EliminarUn besillo.
Qué bueno!!! Mi post de ayer iba precisamente de mi noche de insomnio, menos mal que no vi esto en el momento, jejeje.
ResponderEliminarBesos.
Lo leí, pero no tuve tiempo de contestarte, y me hizo gracia. Qué casualidad. Aunque tu falta de sueño te dio para otro tipo de reflexiones.
EliminarUn besillo.
Hay mil formas de tortura, tanto física como psiquica, a cual más terrible. Un relato angustioso visto por quien sufre ese cautiverio sin saber porqué. ¿Qué loco puede experimentar de ese modo con seres humanos? Ojalá todo fuera una pesadilla.
ResponderEliminarUn beso.
Pues si miles de tortutras. Pero no poder dormir... es una gran tortura. Como bien has dicho, solo un loco puede hacer este tipo de experimentos.
EliminarUn besillo.
Lo mejor para dejar de dormir es tener preocupaciones y niños pequeños. Je,je.
ResponderEliminarBuen relato María
Si, jajaja. Y alguien que te ronque al lado tambiién es una buena solución para dejar de dormir.
EliminarUn besillo.
Como siempre, María, transmites muy bien los sentimientos y emociones de tus protagonistas. Se trata si duda de un terrible estudio con seres humanos y, aunque no sabemos quién lo lleva a cabo, está claro que nos horroriza pensar que llegáramos a formar parte de él. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarBesillos de finde.
Pues si, a veces la gente pierde un poco la cabeza y hace cosas atroces, no sé que se le pasó por la cabeza al protagonista de esta historia, lo que si sé es que quería saber que hacía la falta de sueño.
EliminarUn besillo.
El sueño como necesidad,... pero el método científico tiene sus límites,... no todo vale! Magnífico relato María Campra
ResponderEliminarNo todo vale, por suspuesto. Pero creo que nuestro protagonista no tiene bien definida la línea entre el bien y el mal.
EliminarUn besillo.