El
sudor empañaba mi cuerpo. Las sábanas mojadas de fiebre me envolvían en
escalofríos eternos. Me senté en la cama en mitad de la noche. La oscuridad y
el silencio lo envolvían todo. No llovía, el viento no hacía crujir las
ventanas. Todo era silencio.
Y otra
noche allí estaba, de pie frente a mi cama. Mirándome con los ojos huecos,
observando cada milímetro de mi piel. Otra vez, no me asusté. La volví a mirar
desafiante. Después de tres noches se había convertido en mi amiga, en mi nueva
compañera de fatigas.
Ella me
miraba a su vez, y manteníamos nuestro duelo de miradas, ya habitual. Su
cabello negro ondulaba como si un aire tranquilo lo meciera.
Su cara
era hipnótica, a pesar de no poder definirla, no podía dejar de admirar su
belleza. Me atraía desde lo más profundo de mis entrañas. Por las mañanas
volvía a soñar con ese gesto inmutable que me acompañaba las noches, ya era
parte de mí, no podía sacármela de la cabeza.
De
repente un gesto imperceptible. Una media sonrisa me dejó helado. Ahora estaba
a su lado, de pie, observando aquel cuerpo inerte, vacío.
— Hoy
te vienes conmigo.
Y yo
seguí a aquella figura sin mirar la cáscara que dejaba atrás.
Al final, y aunque el miedo no se apodere de nosotros, ella vencerá cuando llegue el momento de enfrentarnos cara a cara.
ResponderEliminarUna realidad dolorosa e inamovible, la de nuestra mortalidad.
Besos
Pues si, es mejor no pensar mucho en ella, porque al fin y al cabo es algo inevitable. Pero cuanto más tarde en llegar, mejor.
EliminarUn besillo.
nadie muere en las visperas
ResponderEliminarBienvenido a Escritora Mamá, y gracias por dejar tu huella.
EliminarUn abrazo.
Un microrrelato perfecto. Me ha gustado sobre todo la calma que emana en la descripción del tiempo "no llueve, no crujen las ventanas, todo es silencio", la descripción de la muerte "sus ojos huecos, su ondulada melena"... Todo en calma y tranquilo, antes de la inminente marcha, dejando atrás la cáscara. Genial, María.
ResponderEliminar¡Abrazo, Hermana de Letras inspiradas! ;)
Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias Hermano de Letras.
EliminarL muerte es mejor que venga de esa manera, tranquila y sosegada, casi sin darnos cuenta.
Un besillo.
Como dice Edgar, la ambientación inicial ya propone una estado inerte, vacío, como la propia muerte que la ronda. Muy bueno. Enhorabuena. Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias David. Pues si, esa tranquilidad debería ser la qu todos debemos de tener al enfrentarnos a ese destino que nos aguarda.
EliminarUn besillo.
Cuando la muerte ronda es que algo quiere y, antes o después, nos reclama a su lado. Espero que tu prota pudiera verla ya como a una amiga y no le temiera. Sería un :)
ResponderEliminarUn micro tenebroso, María. Muy bueno.
¡Un besillo de martes!
Yo creo que la ve así, creo que es la mejor manera de afrontarla. Cuando sabes que va a llegar y no te queda otra que esperarla.
EliminarUn besillo.
Tarde o temprano tenía que suceder. Si hubiera sabido desde un buen inicio de quién se trataba quizá no hubiera sentido por ella esa atracción. Pero todo llega a su fin y no pudo evitar acompañarla. Quién sabe, quizás ahora sea más feliz.
ResponderEliminarUn estupendo relato.
Un abrazo.
Nunca se sabe. Pero es verdad que esa atracción era inevitable. Cuando nos atrae es difícil resistirse.
EliminarUn besillo.
Muy para las fechas, pero qué fúnebre. Me ha gustado mucho. Eso de verte como un cascarón inerte a la ves que te vas alejando para no volver tiene que ser muy escalofriante.
ResponderEliminarUn beso.
Pues si, un poco si, pero es la verdad, al final nos qedamos en eso. O por lo menos eso creo yo.
EliminarUn besillo.
Como todos la vamos a conocer tarde o temprano, más vale que la vayamos teniendo como una buena amiga. Aunque es dificil. Mucho.
ResponderEliminarUn besito, María.
Pues si, difícil pero necesario, para no volvernos locas.
EliminarUn besillo.
Qué bueno hacerse amigos y no temerle. Un abrazo
ResponderEliminarSi, eso es lo mejor.
EliminarUn besillo.
Pues yo, lo que más destaco es lo que te han dicho Edgar y David. Me ha gustado mucho, tanto la forma de introducir a "la sombra" de la muerte, cono ese magnífico final, abandonando la cáscara. Genial micro María. Un puntazo.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias. La verdad es que nunca sabremos cuando ni como nos llegará la muerte, así que será mejor dejar nuestra cáscara tranquilos.
EliminarUn besillo.