Paco se
viste con la única luz que llega de las farolas aún encendidas. Le da un beso a
su mujer y coge el coche para ir a trabajar. Ya le está dando vueltas a la
cabeza por el camino de que puede cambiar para que las ventas vayan mejor.
Objetivos demasiado altos para poder cumplirlos y cobrar la paga extra.
Necesitan ese dinerillo de más para llegar a fin de mes el resto del año.
Yolanda
llega de trabajar cuando el sol despunta en el horizonte. Necesita el turno de
noche para poder conciliar. Cuando llega, su marido ya está vestido para irse.
Las niñas aún duermen. Un beso fugaz y un abrazo ligero, una sonrisa apagada y
un todo bien. Empieza a preparar las cosas de las niñas para el cole, mientras
se bebe el café que le ha preparado su marido.
Hoy
Raúl se ha levantado temprano, tiene su primera entrevista de trabajo como
informático. Su currículo es espectacular, carrera terminada, nivel alto de
inglés, tres masters y nivel medio de francés. Lleva un año detrás de esa
oportunidad, trabajando en todo lo que ha podido mientras.
Antonio
lee las páginas de empleo en Internet, tuvo que aprender a usarlo a la fuerza.
Los periódicos ya no son lo que eran. Llevaba ya dos años buscando trabajo, a
sus 57 años era muy difícil encontrarlo. Al principio iba a todas las ofertas
que encontraba, pensando que podría superarlas con su experiencia. Ahora, cada
vez se presentaba a menos, harto de oír que era demasiado mayor para el puesto
o que buscaban a alguien con menos experiencia.
Aziz
recordaba las últimas horas en Senegal mientras esperaba la próxima furgoneta.
Sus padres le miraban con los ojos llenos de esperanza, y sus hermanas le
abrazaban como si fuera el salvador que les traía la solución a su vida. Ahora
esperaba el próximo vehículo que lo llevara a conseguir algo de dinero que
poder enviar.
María
se toca la barriga donde descansa su bebé no nacido mientras en la televisión
sale el político de turno con su buen traje dando lecciones a la población de
que hay que echar el resto para poder salir de la crisis. María se acuerda del
último día de trabajo en el que su jefa la despedía simplemente por el hecho de
quedarse embarazada, con una excusa barata que escondía la verdadera razón.
Suspira mientras se acuerda del montón de políticos que tienen que hacer un
esfuerzo.
Lola
miraba las cuentas del último libro publicado. Unos cuantos manuscritos
descansaban en su mesa de escritorio. No sabía si podrían salir a la luz, ni
siquiera sabía si ella podría llevarlo a cabo. La literatura digital estaba
ganando terreno y hacer un libro era más caro de lo que ella pensaba antes de
abrir su pequeña editorial. Por mucho que hacía números, estos no le salían, ser
autónomo era una carrera de titanes.
Paco
vuelve a casa agotado, deseando ver a su mujer y poder olvidar que un día más
no ha conseguido lo que buscaba. Yolanda
vuelve a irse a trabajar después de cenar en familia, entre risas e historias
de las niñas que amenizan la velada. Raúl le cuenta a su madre la oferta de
trabajo, muchas horas, poco dinero, pero de lo suyo. El trabajo era suyo, ahora
le tocaba a él aceptar. Antonio un día más se acuesta en su cama de 90 después de
un día agotador pateando las calles. Aziz vuelve a su casa compartida con ocho
más como él con un poco de dinero. Hoy ha tenido suerte, a ver mañana. María se
acuesta en la cama con dolores que según la matrona, aún no son de parto. Lola
da vueltas entre las sábanas haciendo números y más números. Tenía buenos
libros en su mesa que quería sacar a la luz.
Mañana
volverá a salir el sol, mañana será otro día más de lucha para muchos, mañana
no volveremos a rendirnos, porque eso es la vida, levantarse cada día y volver
a vivirla.
Precioso y variado mosaico de vidas corrientes pero que esconden la valentía del que tiene que levantarse a diario para conseguir el pan y los medios para subsistir.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho cómo reflejaste la rutina que supone vivir el día a día.
Un beso.
Muchas gracias. La verdad es que puede ser el día a día de muchos. Espero que esa realidad cambie un poco.
EliminarUn besillo.
Has puesto nombre a muchas de las situaciones que a diario se multiplican hasta el infinito, en un caleidoscopio de vida y actualidad. ¿Quién no se siente identificado con alguno de esos nombres? Muy bueno María, un texto estupendo y trabajado. Enhorabuena
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias. La verdad es que a veces la impotencia me hace escribir relatos así, porque no parece que haya solución para todos estos problemas.
EliminarUn besillo.
Fenomenal escrito María. Gente corriente, personas con sus ilusiones y problemas y esos políticos de fondo ninguneandonos a todos. es desesperante comprobar como las historias se repiten. Pero resistiremos y saldremos adelante a pesar de los pesares.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias. Pues si saldremos adelante cueste lo que cueste. Así es el ser humano. Muchas historias más se podrían contar y nos quedaríamos cortos.
EliminarUn besillo.
Muy bueno, María. Bien escrito y muy emotivo, capaz de sugerir tantas situaciones reales por las que están pasando muchas personas que no son culpables de que los dineros públicos que deberían mantenerlas activas y en trabajos dignos, vayan a engrosar las cuentas y los bolsillos de los mismos que les dicen que hay que hacer esfuerzos y apretarse el cinturón... para que ellos sigan engordando y aflojando el suyo. Me indigno si sigo.
ResponderEliminarUn beso.
Uffff que impotencia dan esas cosas. No puedo evitar escribir sobre ello porque de verdad es que a veces ya no sabes que hacer.
EliminarUn besillo.
Cuántas vidas de gente corriente y cada dia se repiten unas y otras son una sorpresa, pero al final la vida sigue. Un abrazo
ResponderEliminarClaro la vida sigue, y todos continuamos con ella. La verdad es que a pesar de todo, el hombre sigue adelante.
EliminarUn besillo.