Llegué
como siempre cinco minutos antes a mi cita. Nunca suelo llegar tarde y no me
gusta hacer esperar. Ni siquiera en las citas. Todas mis amigas dicen que
debería llegar por lo menos cinco minutos más tarde. Dejar al susodicho
esperando. Pero me resulta imposible. Como decía mi madre: “no hagas a los
demás, lo que no quieres que te hagan a ti”.
Y aquí
estoy, esperando en la barra de un bar con una cerveza fresquita. Bebo despacio, no quiero que piense que lleve mucho tiempo aquí, pero
se está calentando, y ya mis tragos son cada vez más largos. El vaso queda
vacío. Pasan diez minutos de la hora, y sigo aquí sola. ¿Me habrá dejado
plantada?
Pero no,
una mano se posa en mi cintura, y por detrás me dan un beso en la mejilla.
— ¿Laura?
Eres mucho más guapa en persona.
Yo sonrío
con desgana, ni una excusa por llegar tarde.
— ¿Paco?
Encantada. —Le doy los dos besos de rigor.
— ¿Nos
sentamos en una mesa?
— Prefiero
la barra. —Además no pienso quedarme mucho, ya me has chafado el día.
Hablamos
ahí sentados en la barra, parece un buen tipo, pero mis sentidos se revuelven.
Lo único que oigo en mi cabeza es que ni siquiera se ha disculpado por llegar
tarde.
A la
tercera cerveza él me propone ir a otro sitio a tomarnos una copa. Y yo le digo
que sí, pero que iré al baño antes de irnos. Mis pasos se acercan a la puerta
de salida. Paro antes a un camarero y le pido un favor. El asiente y yo decido
salir de aquel bar.
Me quedo
en la esquina, mirando la puerta del bar, ahora seguramente el camarero le
estará informando a mi acompañante de que me he ido. Sale del bar y lo veo con
cara de pocos amigos. Apuesto lo que sea a que no está acostumbrado que lo
dejen tirado.
Sigo sus
pasos, es sábado por la noche y las calles están llenas de gente. Lo veo que
entra en un bar y lo espero. Tengo paciencia para eso y más. Más minutos a su
cuenta sin saldar. Sale una hora después, un poco más contento, supongo que por
el alcohol que habrá ingerido.
Le sigo
hasta un portal, supongo que será su casa. Y me cuelo justo detrás de él. Me
pego a su cuerpo y le abrazo por la cintura.
—No enciendas
la luz.
— ¿Laura?
— Shhhh
silencio. Vamos a divertirnos. —Le digo en un susurro.
Él se deja
hacer, noto su sonrisa aunque no lo veo, también sé que esta situación lo
excita. Lo que no sabe es lo que le espera. Lo pego en la pared y con un
movimiento ágil y certero le corto el cuello. Se lleva las manos a su pescuezo rebanado, pero ya es tarde, la
sangre brota sin parar. Cae al suelo y yo acerco mi cara a la suya.
— A mí, nadie me hace esperar.
Me
levanto, limpio mi cuchillo y lo meto todo en el bolso. Mañana volverán a hablar
de mí en los periódicos, “la asesina del portal” me llaman, aunque yo sé que
soy “la vengadora del tiempo”.
Glupsss... A mi tampoco me gusta que me esperen ni que me hagan esperar, así que entiendo la motivación (je je je)
ResponderEliminarMe ha encantado
Bss
Jijiji, si es que esperar siempre a veces molesta un poco...
EliminarUn besillo.
Yo llego tarde... pero valoro ni vida así que intentaré corregir mi impuntualidad.
ResponderEliminarJijiji ya sabes lo que tienes que hacer...
EliminarUn abrazo.
Caramba. No me esperaba ese desenlace. Ya intuía yo un cierto desequilibrio en su obsesión por la puntualidad pero sin llegar a hacérselo pagar tan caro.
ResponderEliminarAl menos puedo estar tranquilo pues a mí nunca me ocurriría algo así. Yo también tengo la misma obsesión, jaja
Me ha encantado.
Un abrazo.
A mí me pasa igual No llego tarde nunca. Pero no se me ocurriría hacer lo que mi protagonista, que la verdad es que se ha vuelto un poco loca.
EliminarUn besillo.
Prometo disculparme siempre!!!
ResponderEliminarMuy bien que haces. Nunca se sabe donde podrá estar la próxima Laura.
EliminarUn abrazo.
Menos mal que me gusta ser puntual!!!!1
ResponderEliminarBesos.
Y a mí, jeje.
EliminarUn besillo.
Ufff Maria Que fin , no lo esperaba, un micro muy malicioso por falta de puntualidad. Un abrazo
ResponderEliminarA veces hay que tener cuidado con quien nos encontramos.
EliminarUn besillo.
El comentario de El Baile de Norte me dejó pensando... ¿qué habría pasado si el salame se hubiera disculpado? o.O
ResponderEliminarPuede ser que no hubiera tenido ese final, a lo mejor se desepera por la falta de decoro, jejeje.
EliminarUn besillo.
Que divertido relato, me encantó. Soy tu fan =).
ResponderEliminarEspero no haber firmado demasiado tarde o.O
EliminarMuchas gracias. Me alegro de que te guste.
EliminarNo has firmado tarde, gracias.
EliminarA mí tampoco me gusta tener que esperar, pero lo de Laura es un poco drástico.
ResponderEliminarBuena historia, me esperaba cualquier cosa menos eso.
Un beso.
La verdad es que menos mal que no hay mucha gente como ella. Sino estaría extinguida la mitad de la población.
EliminarUn besillo.
Uau, me ha encantado!!!
ResponderEliminarMe alegro, gracias.
EliminarUn besillo.
Impacta el cuento. La verdad es que atrapa desde el principio. Me gusta. Saludos.
ResponderEliminarMe alegra haberte atrapado.
EliminarUn besillo.
A mí también me gusta mucho la puntualidad, pero no llego a esos extremos jajajjaa. Muy buen relato, me ha sorprendido por completo el final. Seguro que si tuviera otra oportunidad ya no volvería a legar tarde :P
ResponderEliminarUn beso, María, y espero por mi bien que te llegue a tiempo :D
Has llegado a tiempo, pero no te precupes, se te permite llegar tarde. Yo no soy Laura, jejeje.
EliminarUn besillo.
¡Qué bueno, María! No me lo esperaba para nada. La cita, el bar, la obsesión por la puntualidad (reconozco que a mí también me pasa, me da mucha rabia esperar cuando alguien llega tarde… ya sabes, son esos detalles, como el de disculparse al menos) y, aunque sabía que ibas a sorprendernos, pues eso de “saldar cuentas” no dejaba lugar a dudas, ni por el forro me imaginaba que iba a correr la sangre. En todo caso, siempre son bien recibidos esos cambios de registro que hacen siempre diferente cada visita a tu blog. Enhorabuena, porque haces un gran trabajo en conjunto, con todas tus secciones
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias. Que gran piropo. La verdad es que lo intento, me alegro de que me salga bien.
EliminarUn besillo.
Vaya con la falta de puntualidad...A mi me molesta esperar, pero reconozco que lo de la prota me parece excesivo, jajaja
ResponderEliminarDespués de leerte, cualquiera llega tarde a una cita.
Un saludo
Jajajaja la verdad es que hay obsesiones como colores. Y mi prota tiene una gran osesión.
EliminarUn besillo.
Primero de todo, yo soy muuuy puntual María sólo lo digo por si acaso! ;)
ResponderEliminarFantástico relato, un giro para nada esperado y un final sorpréndete.
Besos!
Jijijiji eso eso, que hay que dejarlo claro por lo que pueda pasar...
EliminarUn besillo.