Llegamos
a cenar a eso de las nueve de la noche. Era nuestro aniversario de boda. Diez
años casados y dos niños que nos volvían la cabeza loca. El restaurante estaba
casi lleno, pero sabíamos que en poco menos de una hora no quedaría una mesa
libre. Era el restaurante de moda en la ciudad y habíamos reservado meses
antes.
Nos
llevaron a nuestra mesa. No pegaba a la pared, así que teníamos mesas rodeando
la nuestra. Los cubiertos estaban preparados para sentarnos uno enfrente del
otro, pero yo ni corta ni perezosa, cambié los míos, para sentarme junto a mi
marido. Nunca he entendido las parejas que no se sientan juntas. Si se quieren
dar un beso, tienen que levantarse con el riesgo de poder tirar alguna copa, o
meter la manga en la comida.
El
camarero me miró raro, pero siguió su camino y nos dejó allí frente a la carta. Todo parecía estar muy rico así
que nos costó trabajo elegir. Cuando nos trajeron la ensalada ya no cabía un
alfiler en la sala.
Nosotros
estábamos felices, teníamos una noche sin niños, dedicada solo y exclusivamente
a nosotros. Habíamos reservado noche en un hotel, así que no teníamos prisa por
volver a casa.
De
repente sin venir a cuento la persona que estaba detrás de mi marido nos habló.
-
Señores les he metido en su chaqueta un sobre. Necesito que lo entreguen en la
calle Misterio número 5. Toquen tres veces a la puerta y digan que son los emisarios. Pasen la carta
por debajo de la puerta y váyanse tranquilamente. A mí me vigilan y ustedes
pasan desapercibidos. El país depende de ello.
Mientras
decía esto no giró la cabeza en ningún momento, sentado en su silla miraba al
frente o del otro lado contrario al mío. Yo no pude verle la cara, en cuanto
terminó de hablar se levantó y se fue.
- Mira
en el bolsillo. – Le insté a mi marido.
- Hay
lo que parece un sobre.
- ¿Esto
es una broma?
- No lo
sé, el hombre parecía ansioso, muy nervioso. A lo mejor era un loco.
Estuvimos
hablando del tema durante toda la cena, ¿Sería un espía? ¿Tendría razón mi
marido y se trataría de un loco?
No
tuvimos prisa en salir del restaurante. Quedamos en hacer caso a aquel tipo. La
calle Misterio no estaba muy lejos de allí, y paseando en menos de media hora
estaríamos en el sitio indicado.
Cuando
salimos del restaurante, un coche negro con las lunas tintadas estaba aparcado
frente a él. No nos habríamos parado a mirarlo si delante de él no hubiera
habido dos hombres corpulentos que observaban el local.
Mi
marido me susurró al oído:
-
Intenta disimular, no andes más deprisa. Imagina que somos dos
enamorados.
-
Intentaré pasar por una enamorada. – Le dije irónicamente.
Empezamos
a andar, y no habíamos dado dos pasos cuando notamos que aquellos hombres nos
seguían. Yo quería acelerar el paso, pero mi marido me contenía. Esto no nos
podía pasar a nosotros.
Se paró
en un escaparate que no sé ni de lo que era, porque lo único que yo miraba era
a aquellos hombres que se habían parado sin ningún tipo de disimulo.
- ¡Nos
siguen! ¡Corre!
Y como
dije estas palabras salí corriendo tirando de la mano de mi marido. Ahora
maldecía la hora en la que se me había ocurrido ponerme tacones. Me paré un
segundo solo para quitármelos y llevarlos en la mano. Mi marido me miraba como
si fuera una loca, pero los hombres nos seguían y ya no creía que aquel hombre
del restaurante estuviera tan loco. Teníamos que llegar a la calle Misterio
como fuera.
Mi
marido torció por otra calle en dirección opuesta a nuestro destino, y me metió
en un portal que estaba abierto. Me empujó contra la pared en la oscuridad y él
tapándome la boca se pegó contra mí. Yo notaba mi respiración agitada en su
mano, y de reojo pude observar como aquellos hombre pasaban corriendo por
nuestro lado.
No sé
porque, a pesar del miedo que sentía aquella situación me excitó. Y en cuanto
mi marido apartó su mano de mi boca me lancé a la suya para apoderarme de ella.
Subí mi pierna para atraerlo más a mí y notar que a él también le excitaba la
situación.
-
Tenemos que irnos. Esos hombres no tardaran en ver que nos han perdido y se
darán la vuelta. – Mi marido me soltó con suavidad y me dio un beso en la
frente. - ¿Tranquila?
Asentí
con la cabeza mientras le limpiaba los restos de pintalabios que yo le había
dejado.
Salimos
de aquel portal mirando a todos lados. El camino hasta la maldita calle, no era
largo, pero a mí se me hacía eterno. Cuando llegamos, nos encontramos con
adosados de dos plantas todos iguales. Buscamos el número 5 y tocamos tres
veces a la puerta. Yo no paraba de mirar hacia atrás, mientras mi marido tenía
una mano en su bolsillo y la otra agarrando la mía dándome fuerzas.
-
¿Quién es? – Oímos detrás de la puerta.
- Somos
los emisarios. – Contestó mi marido, porque yo no podía ni
hablar. Tenía la
boca seca.
- Hagan
lo que tengan que hacer.
Mi
marido sacó el sobre y me lo entregó. Yo me agache para echarlo por debajo de
la puerta, pero mi marido me detuvo.
- Ábrelo,
a ver de qué se trata.
Lo miré
incrédula, pero mi curiosidad pudo más que mi miedo y abrí el sobre. Había una
tarjeta con letras plateadas que decía:
“Enhorabuena, ha
salvado el mundo”
Y
debajo en letras pequeñitas ponía: Empresa de entretenimientos Aventuras sin
fin.
La
puerta se abrió y mi marido me empujó dentro.
-
¡Sorpresa!
Dentro
de aquella casa estaban los dos hombres que nos perseguían, nuestros amigos y
algunas personas que no conocía. Todos con una copa de cava y una sonrisa en
los labios. Yo aún con la carta en la mano los miraba a todos embobada. MI
marido me abrazó por detrás.
- Feliz
aniversario cariño. ¿Te ha gustado la aventura?
¡Menuda aventura! casi con taquicardia incluida... me ha traído a la memoria esa película titulada: The Game.
ResponderEliminarBuen relato que he leído con mucha expectación.
Besos
Ayyy pues hasta que no la has nombrado no me he acordado. La vi hace mucho tiempo y ya casi no me acuerdo de ella. Recuerdo que me encantó. Y estuve con taquicardia toda la película.
EliminarUn besillo.
Me encanta!!!!!
ResponderEliminarMe ha recordado un poco la novela de Agatha Christie Parker Pyne investiga, es genial!!!!
He disfrutado mucho, le has dado mucha emoción.
Besos.
Jijiji me alegro. La verdad es que no me he leído esa novela. Pero la pondré en mi lista de pendientes.
EliminarUn besillo.
La novela es bastante distinto a lo que suele hacer Agatha, y es moderno para aquella época, la gente paga a Parker Pyne para ser feliz y él les proporciona aventuras y experiencias para salir de la monotonía, como las cajitas de experiencias que nos venden en el Corte Inglés pero en la Inglaterra de los 50,jejeje. :)
EliminarPues todo un precursor, porque anda que las experiencias esas no estan bien. Este año le vamos a regalar una a la seño de mi hija mayor que ya acaba un ciclo. Jejeje.
EliminarUn besillo.
¡Qué chulo! Puedes venderle la idea a alguna empresa.
ResponderEliminar¡Me ha encantado!
Un besito.
Jijiji creo que ya hay empresas vendiendao aventuras de este tipo.
EliminarUn besillo.
uyyysss esperaba un sustaco, así que ese giro del final lo has bordado.
ResponderEliminarBesos!
Me alegra haberte sorprendido.
EliminarUn besillo.
Si mi marido me prepara una como ésa, ¡lo mato! jajajaja.
ResponderEliminarA pesar de todo el relato está genial, María. Muy creíble, muy bien narrado y lleno de trepidante acción. Se me ha hecho muy ameno, ¡enhorabuena!
Besillos de jueves.
Ayyy no creo que a mi marido se le ocurriera con lo miedica que yo soy. Jejejeje.
EliminarUn besillo.
¡Menuda aventura! digna de una película de acción.
ResponderEliminarMuy buena imaginación María, la sorpresa final mereció la pena ante la angustia de la mujer jaja.
¡Un abrazo!
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn besillo.
Algo así barruntaba yo a medida que iba avanzando la historia y es que uno ya es gato viejo. Aun así, me ha parecido un relato de lo más entretenido y bien montado. Tiene ritmo y fuerza.
ResponderEliminarNo estaría mal que montáramos algún tipo de sorpresa en cada aniversario de boda para así salir de la rutina, que es lo peor que le puede pasar a una pareja después de diez años de matrimonio.
Un abrazo.
Pues si la rutina es muy mala, y cuanta menos exista mejor que mejor.
EliminarUn besillo.
Pues fíjate que, cuando los protagonistas se esconden en el portal, yo llegué a pensar que lo del “misterio” parecía más bien una excusa para vivir una “fantasía” excitante… Y el final del relato me lo ha confirmado, aunque uno de los dos no estaba al tanto. No me extraña que muchos de los que te han comentado se refieran a libros y películas. Tu relato tiene el sabor de esas clásicas aventuras románticas que tanto juego han dado en el cine y la literatura y que nunca pasan de moda. Como siempre muy bien escrito, por supuesto. Por cierto, esta historia no se te habrá ocurrido mientras cenabas con tu pareja en un restaurante, ¿no?...
ResponderEliminarBesos
Jajajaja pues la verdad es que se me fue ocurriendo mientras escribía, y si algo tienen que ver esas películas románticonas que tanto me gustan.
EliminarUn besillo.
JAjajaja, que bueno María, me ha encantado. Como va mutando la situación hasta el final, que me ha parecido muy chulo. Enhorabuena! ; )
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya hecho reír. Espero haberte sorprendido.
EliminarUn besillo.