Llegan
los últimos días del año. Y todos nos ponemos a hacer balance de lo que hemos
hecho y dicho durante este año, y lo que nos ha faltado por hacer.
Pero yo
no voy a hablar de eso. Lo que he hecho, hecho está y lo que no, ya lo haré el
año que viene o no.
De lo
que sí voy a hablar es de las personas que me han acompañado durante este año.
Esas personas que han hecho que mi año sea mucho mejor, las que me han llevado
de la mano, me han sufrido, y me han querido.
Por
supuesto las primeras en mi vida son mis peques, mis bichos, mis lagartijas.
Mi
mayor, esa niña inteligente que todo lo pregunta, mi mini yo, mi fábrica de
besos número uno, mi princesa que juega a los Megaforce y ve dibujos de niños.
Esa que me reclama en cada segundo de su vida, la que me da fuerzas para seguir
hacia delante. La que ríe sin reservas y la que me da los quebraderos de cabeza
más grandes.
Mi
pequeña, mi bicho, mi chica independiente, mi princesa de rosa, la niña con el
mundo interior más grande que he visto jamás. A la que me abrazo como si no
existiera un mañana, a la que no le para la lengua esa de trapo que tiene, la
que canta sin parar y baila con cualquier música, eso sí, a su ritmo.
Por
supuesto, no puedo dejar de hablar de mi compañero de vida. Ese que sigue a mi
lado desde hace diecinueve años. Ese pitufo gruñón que me enamora todos los
días, el que me hace reír a través de mis lágrimas, el que me apoya y me consiente.
El que intenta buscar soluciones a todos mis problemas, sean reales o imaginarios.
Con el que sigo probando cosas y tenemos aún, después de tanto tiempo nuestros
primeros momentos.
No
puedo dejar de hablar de mi hermana pequeña, de la que me acompaña en la vida
desde hace una eternidad. Es la que me dice la realidad a la cara sin tapujos,
la que hace tonterías a mi lado y con la que me puedo pasar horas enteras
hablando de frikadas. Es la que me escucha en silencio y la que me quita la
razón cuando no la tengo. A la que quiero sin reservas y a la que le perdono
todo. Es la otra parte de mí. Mi sangre, tu sangre.
Otra de
las grandes personas en mi vida es mi prima mayor, que es como si fuera mi
hermana mayor. Desde pequeñas hemos estado juntas, ella es la que me baja los
pies a la tierra, la que me da la estabilidad a mis locuras. Es mi Pepito
grillo, la que escucha mis quejas sin protestar un día tras otro, y con la que
me río con ganas. Es mi búsqueda eterna de un ratito para las dos. Algún día lo
conseguiremos.
Y mi
prima pequeña, esa que se ha hecho grande y que aún sigue siendo pequeña a mis
ojos. Esa con la que quedo poco, a la que veo poco, con la que hablo poco, y
aun así, a pesar de eso, siempre estamos ahí, siempre la tengo para lo que
quiera. Con ella me río a pesar de las miradas de extrañeza de los de
alrededor, con ella tengo miradas cómplices, y ella es una de las personas que
más han acertado en esos malos momentos.
Mi
abuelilla que me llama para decirme que estoy perdida porque llevo unos días
sin llamarla ni verla, aunque solo sean dos. Mi otro yo, la persona a la que me
abrazo para que me de la paz que necesito. La mujer más fuerte que he conocido
en mi vida, la que sigue ahí esperando para ver un poquito más de sus
biznietas, que le recuerdan a su hija perdida y con las que se entiende más que
yo misma. Esa mujer con la que me quedo embobada mientras me cuenta su vida, la
que recuerda como si fuera ayer. La mujer que quiere vestirse de gitana cuando
cumpla los 100, a pesar de no levantarse de su silla.
Mis
sobrinos y mis sobrinas, todos distintos entre sí, y a los que quiero con
locura. Mi mayor que se parece tanto a mí que me da pena su madre, lo que
tendrá que aguantar en su adolescencia. Al compañero de juegos de mi mayor, al
que veo todos los días, esa personita independiente y sensible que me trae
loca. A la mayor princesa de las princesas, a mi coqueta, a esa muñequita
cariñosa. A mi príncipe travieso, ese que me quiere poco, pero que pasito a
pasito me lo gano, esa preciosidad que se parece a su madre hasta en el blanco
de los ojos. Y a mi nuevo sobrinito de apenas unos días, que no conozco en
persona porque acaba de nacer, pero que es precioso y tiene a su madre loca por
sus huesos.
Mi tío,
mi padrino, mi tabla a la que me agarré como la protagonista de Titanic y de la
que no me suelto, no vaya a ser que se le ocurra irse y desaparecer. Él es el
que me dice que soy una mala madre, mientras se ríe, él es el que me pone la
cara para recibir mis besos, y al que obligo para que me los dé, él es mi otro
pitufo gruñón. El que me hace la comida más rica de este país y con el que
algún día me presentaré a algún concurso de la tele.
Mi tía,
amante de los vampiros, con la que hablo de series, de historia, de política,
la que ha sumido el papel de abuela a pesar de no serlo de sangre. La que ama a
mis hijas sin reservas y la que siempre me dice que sí.
Mi
amiga, antigua vecina y hermana no de sangre. Esa que me presenta la realidad,
con la que hablo hasta la saciedad, las eternas llamadas de teléfonos, o los
momentos frente a una mesa, con la que puedo hablar de todo y de todos. Ella
que coge un coche y sale corriendo hasta llegar a mí para simplemente decirme
que todo irá bien. Ella que nunca juzga, que es feliz con lo que tiene y nunca
se queja. Ella, la fortaleza personificada. Y yo, orgullosa de que sea mi
amiga.
Todas
las amigas que me rodean, esas mujeres fuertes, esas mujeres que les han dado
un vuelco la vida y le han puesto pruebas increíbles, y han salido arañando con
uñas y dientes a pesar de todo. Ellas que luchan y con las que me río frente a
cafés o comidas con niños revoloteándonos. Entre ellas, la que nos da sus sentencias
y cuyas frases son para escribir un libro. Tengo suerte de estar rodeada de
grandes mujeres, amigas que no veo nunca, pero cuando quedamos es como si nos
hubiéramos visto ayer. Y aquellas que veo todos los días y con las que nos
desahogamos en mini momentos.
Mi
familia, esa que está ahí, esa lejana, a la que veo poco, como a mis tres
hermanos pequeños entre ellos, con los que me río siempre que los veo. Porque
ellos son tan diferentes entre sí, a pesar de haber mellizos, pero la tontería
viene de familia y a nosotros nos encanta hacer el tonto y cantar 1+1 son 7. Y
mi padre, al que también veo poco, pero al que reconozco en sus palabras, y en
sus momentos. El que se emociona con sus nietas y el que me pide consejo. El
que me lee y se siente orgulloso de verme en el periódico, aunque no lo diga
con palabras.
No me
puedo ir sin nombrar a mi madre, ella ya no está conmigo en persona. Pero la
reconozco en los ojos de mi hija mayor, en la sonrisa de mi pequeña, en el
carácter de mi hermana, en la fortaleza que me traspasó, en sus enseñanzas, en
las frases que yo les repito a mis hijas, y en su ausencia. Todo me recuerda a
ella, y se pasa los días a mi lado, a pesar de no poder pelearme con ella ni
tenerla a mi lado para que me levante del suelo. Ella siempre estará conmigo.
Y todas
esas personas que mi madre me dejó, esas que nos legó en herencia, esas que
cuidan de mí en la lejanía. Y que a pesar de no tener vínculo de sangre, sé que
pertenezco a sus familias.
Todas
esas personas nuevas que he conocido este año, esas que han estado a mi lado
aunque solo sea virtualmente, las que me han leído y las que me han aconsejado,
todas esas personas también me han aportado mucho en mi vida.
Y todas
esas a las que no nombro personalmente, pero que han estado en mi vida, en
algún momento, esas que me han hecho reír, las que me han hecho llorar, y las que
me han querido como soy, que siguen a mi lado y me conocen poco a poco.
Así que
creo que este año salgo ganando, porque tengo a personas estupendas a mi lado,
que me hacen ser mejor persona, las que me levantan cada mañana y me llenan mi
corazoncito de nuevas emociones y aventuras. Solo espero que el año que viene
sea igual de bueno o mejor. Gracias a todos.
Que bonito terminar el año haciéndole un homenaje a tus seres queridos María. Un abrazote y feliz fin de año.
ResponderEliminarMuchas gracias Andrés, es lo más bonito que tenemos.
EliminarUn besillo.
Sin palabras María, me has hecho llorar, que bonito. Cuanto amor se leen en tus letras, tod@s esas personas son muy afortunadas de tenerte en sus vidas!!
ResponderEliminarFeliz año, Besin!! ;)
Muchas gracias. La verdad es que es una fortuna tenerlas yo a ellas. Y a todos vosotros que pasáis por mi rinconcito y leéis una parte de mí.
EliminarUn besillo y Feliz año.
María precioso!! Muy bonito. Me quedo sin palabras!!! Un aplauso enorme!!
ResponderEliminarMuchas gracias. Dejarte sin palabras es una muy buena señal.
EliminarUn beso enorme princesa.
María, te daría un súper achuchón ahora mismo jejeje aunque antes me seco las lagrimillas, me emociona tu lectura y me identifico en muchas partes. Mis mejores deseos para el 2016! Muuuakss :)
ResponderEliminarSuper achuchón recibido y yo te mando otro. Espero que pases un buen año y que esas lagrimillas sean solo de emoción y nada más.
EliminarUn besillo muy grande y Feliz año.
¡¡¡Qué entrada más bonita!!!
ResponderEliminarLa verdad es que todas esas personas que has nombrado deben estar orgullosas de pertenecer a tu vida.
Un abrazo grande, compañera.
Eso espero, jijiji. Muchas gracias Sue.
EliminarUn besillo muy grande.
Ayyy cielo, lo he vuelto a leer y he vuelto a llorar, que bonito.... TE QUIERO, no te puedo decir nada más
ResponderEliminarTe quiero princesa. Mi fan número uno, jejeje.
EliminarUn besillo.
Qué entrada más preciosa María, creo que la valoración del último año al final se te ha quedado corta por todo lo que necesitabas decir y se ha transformado en tu vida. Ha habido un momento que he tenido que dejar de leer porque no aguantaba la emoción, me alegro muchísimo por ti y por todo este amor que te rodea.
ResponderEliminarBesitos!!! :)
Me alegra haberte emocionado. Hacer sentir algo al lector es estupendo.La verdad es que tengo suerte de tener tanta gente a mi alrededor.
EliminarUn besillo.
Maria a pesar de que te he leído poco me has hecho emocionar que despedida mas bonita para tus seres queridos. Que envidia sana te tengo. Yo a pesar de tener mi familia mis hijos y mi marido que me adoran y son mi pedestal. No puedo decir tantas cosas bonitas sobre el resto de mi familia. No tengo padres, no tengo abuelos, y aunque tengo una hermana muy cerca vive a escaso un km. No tengo relación con ella mas de 13 años. Y sufro mucho , pero a veces la vida nos guarda esas cosas, no se si para bien o para mal. Bueno no quiero estropearte este lugar tan maravilloso que tienes. Un abrazo
ResponderEliminarSiento que no te hables con tu hermana. Espero que puedas esolver tus diferencias algún día y que el dolor quede parte del pasado.
EliminarUn besillo.