Las
notas de un piano entran en mis oídos, sin preguntar, sin preocuparse de sí son
elegidas o no. Simplemente entran, invadiendo cada fibra de mi ser. Y cierro
los ojos, como sí así pudieran penetrar más hondo. Pudiera sentirlas más
adentro. Mi corazón se revuelve, protesta. Hoy no quiere nostalgia, no quiere
tristeza. Hoy ha salido el sol, y mi corazón quiere salir a pasear con él.
Pero
las teclas siguen y la nostalgia invade mi estómago, las mariposas me
revolotean al son de la música que me envuelve. Y las letras ya sobradamente
conocidas me llenan el cerebro, intentando pronunciarlas a la vez, mientras
tecleo sin parar, mientras mis dedos vuelan por el teclado negro y blanco.
Cuatro manos, teclas distintas, y todas ellas buscando salir al mundo, para ser
escuchado, para ser leído.
De
fondo se oyen ecos de niñas, voces pequeñas que me llenan de alegría, que me
hacen sonreír, y esa nostalgia ya está
olvidada, la tristeza que antes invadía mis manos, ahora ya no existe. Porque
las cosas más sencillas, los momentos más pequeños, son los que hacen de
nuestro mundo algo mejor.
La
música acaba, y en mi oído solo se oye la estática de mis cascos. Las risas de
fondo han parado. Algo les ha secuestrado sus momentos, algo ha silenciado sus
voces. Y la música continúa, las guitarras y la batería han desterrado al
piano, y la ferocidad me invade, me recuerdo a alguien conocido. Y me doy
cuenta de lo fácil que es cambiar de actitud, de sensaciones, de sentimientos.
Otros
recuerdos y momentos me invaden, y sigo tecleando, a pesar de que el pianista
ha dejado sus teclas a un lado. Ahora bailo, al ritmo de una nueva canción, y
es que sí, soy volátil, y tal como lo soy yo, lo son mis letras. Y es que la
música es lo que me arranca del sillón, es lo que me hace levantarme de un
humor u otro. Es mi kriptonita, mi detonante.
Qué bonita sensación esa de sentir las notas y tocar el piano...
ResponderEliminarBesos.
En realidad yo el piano no lo toco, pero sí me encanta escucharlo. Un besillo.
EliminarLa música tiene una fuerza y una importancia que a veces pasamos por alto, pero nos acompañan en momentos buenos y malos, nos cambian el estado de ánimo a medida que oímos aquello que nos saca una sonrisa o nos anima lo bastante para tamborilear el ritmo sobre un objeto. Desde luego sin música la vida sería muy distinta.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Desde luego sin música no me puedo imaginar el mundo. Lo hago todo con ella. Y como tú dices, nos acompaña en todos los momentos.
EliminarUn besillo.